El internet de la materia: la extraordinaria visión de Paola Santana

Desciende la noche sobre Silicon Valley, capital mundial de la innovación tecnológica, y Paola Santana nos espera en las oficinas de Matternet rodeada de hélices, drones y entusiasmo.

A unos metros de distancia, una docena de ingenieros examinan planos y diseños, todos tan concentrados que no se percatan de nuestra presencia en el local.

Paola sonríe y nos da la bienvenida. “Raras veces recibo visitas aquí”, dice, palabras que de inmediato nos hacen sentir especial.

Mientras nos conduce hacia el cuarto de reuniones, notamos en una de las puertas un mensaje de advertencia: “Se busca para viaje peligroso: sueldos modestos; frío intenso; largos meses de completa oscuridad; peligro constante; regreso seguro dudoso; honor y reconocimiento en caso de éxito.”

Cuando le pregunto a Paola qué significan esas palabras, vuelve a sonreír, y dice: “Ese mensaje está dirigido a todos los que quieren trabajar aquí.”

Hace cinco años, mientras ambos cursaban sus estudios en Singularity University, Paola Santana y Andreas Raptopoulos fundaron Matternet, una empresa dedicada a diseñar y a construir drones de transporte.

O eso pensaba.

“Matternet, en esencia, no es una empresa de drones”, nos cuenta Paola, sus ojos embistiéndonos con una poderosa fuerza que nos transporta hacia su radical visión.

“Aquí estamos tratando de crear el internet de la materia, un mundo en el cual los objetos materiales están a la merced de un botón. Imagínense que acaban de sufrir una reacción alérgica y están atascados en un tapón en la ciudad de Nueva York, dudando si van a llegar a tiempo al hospital. En ese momento, sacan su celular, piden el medicamento que necesitan, y a los pocos segundos un dron se parquea sobre ustedes y les hace llegar la medicina que necesitan. O imagínense que viven en una comunidad aislada en la Cordillera Central, tienen ocho meses de embarazo y necesitan hacerse un examen de sangre, pero para llegar a la policlínica más cercana, necesitan montarse en la cola de un motor y recorrer 20 kilómetros. Por lo general, una mujer en esas condiciones abandona todo plan de hacer tal recorrido. Ahora, si su pequeña clínica rural está capacitada con nuestra tecnología, se le toma la muestra de sangre a pocos metros de su hogar, y con uno de nuestros drones, se manda la prueba al laboratorio.  Eso es lo que estamos tratando de hacer. Ahora mismo la tecnología que nos permite hacerlo son los drones, pero más adelante, quizás sea otra cosa.”

Cuando termina la idea, suspiramos y le imploramos que continúe.

“Supón que en un futuro próximo exista una red de millones de drones sobrevolándonos, y que en esa red se encuentren todo tipo de productos, listos para ser entregados a cualquiera que los necesite. Será una revolución tecnológica que transformará una diversidad de sectores comerciales, incluyendo las redes de distribución de transporte. Y por supuesto, impactará de forma positiva la calidad de vida de billones de personas.”

En el universo de Paola Santana, los límites impuestos por la realidad no son estáticos. Ella sabe que, con la suficiente voluntad, empeño, y pasión, es posible destruir las fronteras de lo posible y hacer de la realidad, un eco de su visión.

Y esta visión es, sin duda, brillante:

“Estamos apostando al poder de la tecnología para que más personas tengan acceso a bienes y servicios fundamentales. Sabemos que esta es la clave para el desarrollo y progreso de la humanidad”, dice Paola, sus gestos cargados de ese sentido de justicia que se ha convertido en su guía y misión.

Para validar el objetivo trazado por esta visionaria dominicana, Matternet ha conseguido levantar una considerable suma de capital. Según informaciones proveídas a la SEC, la empresa ha obtenido millones de dólares de importantes fondos de capital de riesgo como Andreesen Horowitz y Winklevos Capital.

Aún más importante, en septiembre del 2016, Matternet se asoció con Mercedes-Benz para crear un nuevo concepto de vehículo llamado la Van Vision, que buscará reinventar la forma en que pequeños paquetes se entregan sobre cortas distancias. El techo de este revolucionario vehículo se convertirá en la plataforma de lanzamiento de los drones autónomos de Matternet, que ya son capaces de transportar paquetes de 4.5 libras a distancias de hasta 20 kilómetros.

Pero los logros de Paola no terminan ahí. Una de las luchas más fervientes que está librando esta joven abogada graduada de la PUCMM, es frente a las leyes y regulaciones que rigen los espacios aéreos.

“Estamos moldeando las normas que rigen los vehículos aéreos no tripulados en los Estados Unidos y otros países del mundo. Si te lees la última modificación que hizo la Administración Federal de Aviación (FAA) para regir el uso de drones, encontrarás la palabra Matternet más de una docena de veces. Estamos, literalmente, trazando las pautas para el correcto uso de esta tecnología a nivel mundial.”

Proyecto piloto en República Dominicana

Próximamente, nuestro país se estará beneficiando de la inteligencia y creatividad de una de sus más iluminadas ciudadanas.

En las semanas a venir, con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Ministerio de Salud Pública, Matternet empezará un proyecto piloto en la provincia de San Juan de la Maguana, que tendrá como objetivo conectar el sistema de salud pública y permitir el transporte de diagnósticos, medicamentos y equipo médico de emergencia entre unidades de atención primaria (UNAPs) y hospitales regionales.

Este será uno de los tantos proyectos pilotos realizados por Matternet en países como Bután, Papúa Nueva Guinea y Haití, donde la tecnología ya ha sido probada con éxito en los lugares donde más se necesita. 

A las diez de la noche, la hora de partir de repente nos asalta. Nos despedimos de Paola sintiendo la adrenalina fluir por nuestros organismos, como si su visión nos hubiera recargado el espíritu y llenado de un optimismo imbatible.

Ya en el taxi, henchidos de emoción, nos acordamos del slogan de Matternet, ‘lifting the rising billion’ (levantando al creciente billón), y llegamos a la conclusión de que nosotros, sin duda, ya hemos sido levantados.

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